el poder del puñoyletra.

dear 
Aún sigo volteándome a la hendidura que dejaste en mi colchón a ver si consigo no olvidarme de la forma de tu cuerpo, de tu peso, tu huella. 
En Barcelona la humedad no cesa, y eso lo hace un poco más difícil.
Por favor, déjame suavizarte los nudillos con aceite de argán. Por favor, una última vez y ya.
Tejo y destejo. Destejo más de lo que tejo, no voy a mentir.
Estoy sentado, inmóvil. Esperando el invierno. Esperando la brisa que condensa el vidrio y empaña la ventana con el paisaje que tanto te gustaba. 
El sopor me empezó a dar nauseas.
No soy más que carne. 
Soy todo menos carne.
Espero algún día descubrir la virtud de quitar las capas y mostrarme.
La vulnerabilidad de una fuga de esencia.
El ventilador sigue haciendo ruido, las velas siguen goteando, los días siguen pasando. Sigue, todo sigue igual menos tus cartas. Tus cartas van llenándose cada vez más de polvo. Van diciéndome sin decirme
¡Ey, ven, límpiame y léeme! lloremos juntos.
No quiero caer, no voy a caer.
Escribo esto húmedo de lágrimas, atrás de mi computadora está el suelo lleno de hojas con tus palabras en tinta negra.
Obvio caí.
Porque soy debil y dependiente. 
Porque quise volver a sentir eso lindo que te hacía sentir.
Si van a llamarme no lo hagan, en un rato me voy a volver a acostar en el hueco que dejaste en mi colchón a ver si empiezo a sentir algo más físico y real.
sniff sniff snifffffffffffffffffffffffffff






Comentarios

Entradas populares de este blog

cosas que pienso mientras me hago el dormido.

mi lugar en el mundo (impostado e infértil).