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Mostrando entradas de febrero, 2023

subidón de temperatura.

 Es físicamente imposible que tus manos nunca se enfríen. Pero lo es. Mágicamente siempre me das calor. Calor de calidez. Y calidez de cálido, y de calidad. Siempre sabes cómo hacer para que yo vuelva a eje y esté a gusto.  Estar a gusto. Disfrutar, relamerme entre el goce y el deleite de escucharte, mirarte y sentirte.

codos de barro.

  Y fue en ese momento en que nos miramos, nunca me había apartado así del latido de mi corazón, de mi propio pulso. Me sentía entumecido frente a tan profunda belleza. Tan absorto que olvidé pestañar y mi lacrimal se lleno por completo.   Estaba emocionado y abrazado por una delicadeza y paz tan utópicas que las comisuras se elevaron inconscientes.  Te acercaste, mi estómago se torció aún más.  Comenzaste a recorrer mis clavículas con la punta de tu dedo, yema tibia suavizando cada hueso sobresalido hasta llegar a los labios.  Estaba en una vorágine tan desenfrenada de placer que no me importó sentir la tierra en tus manos y el verde en tus nudillos. Me abrí al placer. Y en ese camino en subida, el tacto se convirtió en una experiencia sensitiva extáctica. Mis poros se ensancharon tanto que sentía que iba a explotar. Subiste. Tu nariz se tocó con la mía, las acariciamos brevemente. Espeleología nasal. Encontrar lo bello en un tabique desviado y en unas fosas di...