forastero y borrascoso.
Y si de mi tenemos que hablar, yo empezaría por el sentido de pertenencia (inexistente, claro).
Es un síndrome de Ulises constante.
Nunca me sentí parte de algo. Soy un forastero de la vida.
(sonrisa débil y de costado) Lo bueno es que en ningún lado eché raíces, eso me facilita a ser nómade, a que nada me ate.
Este último tiempo estuve trabajando en un faro al lado de la playa. Mis ojos se acostumbraron a la tormenta incesante y a los temporales abruptos.
Nunca en mi vida me peiné, o le di atención a mi pelo. Pero ahora, gracias a la fuerte tempestad del mar y a la sal que vuela transparente, se puede decir que tengo un peinado fijo y un tanto revoltoso.
Ya sabrán que el trabajo en la playa es un trabajo soñado, un no-trabajo. Los clientes sonrientes danzan esperando su vaso de cerveza y la tela de sonido son los talones raspando la arena.
La borrasca no la da el mar. La da la fiesta que hacen los turistas.
Trabajo arduo pero lleno de goce, desde la entrada hasta la salida del sol.
Por las noches, era todo lo contrario.
Calma.
Solo el sonido de las olas golpear y el sonido de mi cigarrillo consumirse.
Manta de polar, un café tibio, y la reposera en lo más alto del faro. Solo es cuestión de contemplar.
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Volviendo a mi vida forastera. Por primera vez, me sentí oriundo. Y no es que el faro o la playa me hayan dado lugar a experimentar eso. No.
Una persona.
Me sentí en casa con una persona.
Las raíces las entrelace con ella.
Y a eso es a lo que más le temía.
(se queda sin respirar por unos segundos)
El terror incontrolable de lo efímero. Que se vaya y no vuelva más, así sin explicaciones.
Que me olvide, que se canse, que simplemente tenga otro destino, que no sea suficiente. Sinfín de soluciones negativas y finales teñidos de incertidumbre.
Por ahora lo disfruto. Sentirse en casa es sentirse seguro, en paz. Sentirse parte, por primera vez.
Esperemos dure para siempre.
Tener fe o esperar algo de una persona esta pésimo. Pero es lo que quiero hacer por el momento.
Si tengo que graficarlo, es como querer frenar una corriente de agua de mar con las manos.
Tengo miedo de haberme olvidado como ser forastero.
Como todo lo que escribo, espero que cuando alguien lo lea, me ayude a debatir esta vorágine.
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