colombres hotel.
¡Bingo!
Y así empieza mi petit biografía en este hotel.
En el salón es donde mas disfruto estar, el olor a encierro se
mezcla con el de la espuma de afeitar que usan todos estos señores que vienen
del geriátrico por la temporada invernal.
No es para nada lujoso, aclaro. Por lo menos no lujoso como
se lo imaginan.
Cuando caminas, los pisos de madera de ébano rechinan y los
baldes puestos por las goteras del techo te hacen tropezar.
Hay unos sillones gastados verde oscuro y unas mesas largas
que ocupan casi todo el lugar. (abajo, todo está lleno de telarañas)
Lo más aristócrata que hay es el candelabro del medio y los enormes
ventanales.
Pero lo que mas aprecio yo es la vista que me dan, las nubes
grises y las gotas de agua que no paran de bailar allá afuera.
Mientras tanto acá, adentro del hotel, la rutina está muy
marcada, y al crepúsculo las mucamas (creo que todas ya tienen el pelo blanco)
nos llaman indirectamente con el olor a café negro que viene de los comedores
para que todos los huéspedes comencemos a alistarnos para el juego de hoy. Los miércoles
casi siempre es el bingo, pero si venís los fines de semana toca ludo o
generala.
Los viejos fuman adentro y eso me pone los pelos de punta.
Lo mejor de venir al hotel es que es el único lugar que me
permite terminar los libros que leo, si no siempre los dejo por la mitad. Y la
alfombra del vestíbulo, casi me olvido.
Ahhh, sacarse las medias y sentir esa alfombra es de otro
mundo.
Que lindo es venir al hotel y escuchar esa música súper europea
y viejísima venir desde el bar.
Hay dos mellizas que organizan los juegos entre semana, son
dos señoras similares a la madrastra de cenicienta, pero mucho más simpáticas.
Los colores en el hotel son apagados y oscuros. (me encanta)
Hasta las frazadas de polar siguen el mismo patrón.
Se respira frío en el salón, pues a la hora de los juegos
apagan las calderas porque el café ya nos pone a tono.
Como dije hoy tocaba bingo. Es gracioso ver a todos sentados
con sus cartones atentos para llenarlos con las fichas. Es gracioso porque todos
tienen arrugas y canas. Yo soy el único jovencito. Es gracioso porque la gente se ríe.
Ahhhh, como me gusta estar en el hotel. Es anticuado, pero
tan particular (para bien)
Dormir, desayunar, leer, siesta, ajedrez, café, juegos de
mesa, sopa, dormir
Ahhh, como me gusta estar en el hotel, como me gusta el
hotel.
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