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Mostrando entradas de julio, 2021

el taxista disléxico.

 Y el título delata la ambigüedad del mundo. ¿Quién dice que no puede existir un chofer que no distingue diestra y siniestra? No es tan difícil, en la próxima a la derecha!  De chico leí un libro que me tenía loco, "El asesino hipocondríaco" parece chiste, que un asesino serial sea tan hipocondríaco y empático que sienta como sufren sus propias victimas. Es que todo es tan inexplicable y dinámico. Nunca sabemos con que vamos a toparnos. Lo que si sé es que si me vuelve a tocar un taxista disléxico voy a  regalarle un ramo de flores.  Hay que atreverse a afrontar batallas internas día a día. Por lo menos yo, lo valoro. 

placer.

 Una vez leí que el placer es una necesidad. Necesitamos sentirlo para poder vivir. Pero que curioso, volvemos a lo que sostengo siempre. El ser humano lo reprime. Reprime todo lo que lo haga feliz. Porque lo que hace feliz, se desborda, y hace que uno pierda el control. Todo es culpa de querer tener el  control. Pero vine a hablar del placer. El placer de la fusión de todos los sentidos. Es la sinestesia de la emoción.   Placer auditivo por los punteos de alguna canción de Babasónicos o alguna sesión de Vivaldi. Placer visual al admirar una obra de arte por tanto tiempo que los ojos lloran inconscientes.  Placer físico del sexo desenfrenado y de sentir las papilas bailando al comer un chocolate. Placer como motor de vida. Es casi prohibido pensar que el ser humano y la ser humana se alimenten de placer. El placer roza el limen de lo excesivo, lo pasional y trágico; lo Dionisíaco.  Cuando todo el planeta entienda que del placer vivimos y por eso existimos s...